Es 1980, Terry está en la unidad de Maternidad del hospital de Chicago, mirando a su hijita a través del cristal mientras piensa. Está absorto. Lejos de haber asumido su reciente paternidad, los pensamientos se le agolpan en la cabeza, las imágenes del pasado y del presente, las imágenes de lo que está por llegar. La niña llora con una mezcla de rabia e incertidumbre, como lloran los niños que acaban de abandonar la comodidad del útero materno para afrontar una vida plagada de imprevistos; a cada berrido de la niña, de su niña, algo dentro suyo se fragmenta.
Claire es su primera hija, pero no su primera creación. Él sábe lo que es dedicar la vida a tus hijos pero que éstos no te correspondan como debieran. Aún así, los amas. Son parte de ti. Le había estado pasando con su música durante más de dos décadas. No era nada nuevo para él.
Pero al mirar a los ojos de Claire, sabía que, de algún modo, ésta no le fallaría, no, ella no le abandonaría. En 10 minutos, mirando con gesto de preocupación la cara enfurruñada de Claire, hizo una lista mental de lo que le había proporcionado la música y lo que ésta le había quitado. Le había dado satisfacción personal y una vida amorosa inestable, además de haberle restado equilibrio emocional. Si quería mantener a Claire tenía que dejar su pasión. Total, demasiada ilusión malgastada, demasiados batacazos como para, con 40 años, querer seguir.
"Decidido" murmuró en voz baja, "dejo la guitarra y el estudio por el ordenador y la oficina", y aliviado por elpeso liberado, entró en la sala para besar a su hija en la frente.
Es 1991, en la discoteca Northern Soul liberation de Bristol, Liber, nombre artístico de Mark Shiver, se dispone a poner sobre la pletina ese disco que encontró en la colección de vinilos de su padre. Hace unas semanas lo había descubierto lleno de polvo entre discos de Inez Fox y Tammi Terrell, y, atraido por la sugerente portada le dió una oportunidad. Esa mezcla de sensualidad y clase que destila el disco y la calidez y suavidad de la voz del cantante le capturó como ningún otro vinilo lo había hecho hasta la fecha. Ahora está a punto de ver qué efecto causa "Dancing girl" sobre el público. Suenan los últimos compases de "Superfly". Ha llegado el momento. Saca el disco del estuche y lo pincha. Se hace un silencio sepulcral en la sala. Todos parecen maravillados ante esa desconocida voz.
Mientras, Terry Callier, como cada viernes, está comiendo sólo en el comedor universitario, pensando en la siguiente clase que tiene que dar a sus desmotivados alumnos de programación matemática, ajeno a lo que un puñado de jóvenes estaban sintiendo a miles de kilómetros de distancia. Ignorando que el destino estaba por brindarle a sus 50 años todo aquello que le había negado la vida durante toda su vida artística y profesional. Reconocimiento.
Señores, con ustedes, Terry Callier. Disfruten.
Tracklist:
1. Dancing Girl
2. What color is love
3. You goin' miss your candyman
4. Just as long as we are in love
5. Ho Tsing Mee (a song for the sun)
6. I'd rather be with you
7. You don't care